Gabriel García Márquez escribiendo "Cien años de soledad"

22/5/09

-Relato 7 de Manuel López

El amor verdadero

“No todos los descubrimientos con que la psicología ha conseguido explicar los interrogantes esenciales sobre la naturaleza humana han sido valorados y mediatizados hasta alcanzar su incorporación al lenguaje cotidiano. Ahora se vive rápido. Hay una forma de pensar perfectamente diseñada y empleada únicamente en cortar las raíces que nos unen a nuestro pasado. Despojados de tamaño atadero, el viento del futuro nos zarandea por la vida impidiendo un caldo de cultivo necesario para la germinación y extensión de los nuevos paradigmas, y, por ende, debilitándolos hasta convertirlos en enfermos desahuciados, y a los investigadores en enfermeros de ideas, las universidades en hospitales.
El existencialismo fue el último intento de parar este proceso de exhuberancia científica haciendo volver la mirada al sí mismo y jugando con la ventaja de su rápida y asequible asimilación por obras literarias de fácil lectura que cuajaron en población de medio nivel cultural y no necesitando mucho tiempo para ser asimilado. Nos basta de él una porción recluida en alguna región cerebral nuclear y, ya, primitiva, digerida, “genetizada”. Si no fuera por un pasado que interpretamos, más allá de nuestra posesión de una colección de recuerdos, como un origen de la voluntad y el entendimiento en que fundamentamos la elección en nuestras dudas, el hombre explotaría en identidades independientes, encerradas cada una en su distinto quehacer y sentir. Pero ese proceso actual posee una fuerza imparable, con Orlando de la grandísima Wolf a la cabeza como emisario.”

- Está muy bien, pero lo de “explotaría”, “el hombre explotaría en identidades independientes…”, me parece un término muy filosófico, ¿no?
- Yo lo pondría, por eso mismo.
- Bueno, tú sabes más.
- Pero lo que tu quieras, el trabajo es tuyo...
- Vale, déjalo, déjalo. Sigue leyendo.
- Oye, por qué no te dedicas a escribir, ya e lo he dicho un montón de veces.
- Inma… que no, que ese mundo es muy difícil y que se lleva mucho tiempo y que no… anda, vamos a esto, que no hay mucho tiempo.
- Vale, vale.
- No... bueno ya lo que pongo es lo que te comenté ayer... a ver... bueno, mira esto a ver cómo te suena:

“Embutidos en una sociedad que se desdobla y se desdobla, superponiendo y alternando mundos reales y virtuales, la personalidad adopta una esencia de fibra óptica, transmisora de un alma que se ve presa en el trenzado de infinidad de formas de ser independientes, reales, irreales, virtuales, y todas ellas impregnadas de la velocidad y la claridad de la luz del conocimiento, luz que nunca antes había aclarado...”
- Espera, el móvil. Será Dani. Hola, Dani, ¿qué pasa? No, estoy acabando el trabajo. Tengo que entregarlo el lunes y estamos a sábado y todavía no lo he pasado... No, yo no puedo ir... ¡¡Que no puedo ir, tío!! ¡¡Que yo no puedo ir ahora a tomarme una caña por ahí!! Ven tú... ¡¡Desde luego!! No, dentro de tres horas tampoco, y me acuesto a las dos y mañana quién termina el trabajo… Luego dices. ¿Que tu vas a salir? ¡¡Pues sal!! ...¡¡y a mí qué me cuentas!! ¡¡Adiós!!
- Dani, ¿no?
- Que quiere que me vaya ahora con él y con no sé quién por ahí a tomar algo. ¡Parece que es que no se da cuenta de que estoy trabajando...! ¡Qué estoy en junio… joder!! ¡Él a lo suyo, a lo suyo, a lo suyo!
- Aufff... Qué cosas.
- Bueno, vamos, a ver si terminamos. Lo último me ha parecido un poco literario, ¿no?
- Que tienes que presentar un ensayo, y en un ensayo te puedes permitir giros literarios. Un ensayo es literatura.
- Vale, vale. Oye, ¿tu te crees eso de las personalidades múltiples? Eso mismo de que hablamos en el trabajo, que somos muchos y no uno, ¿no? ¿Tu te lo crees?



Llegó a su piso a la una menos cuarto de la madrugada. Tal y como lo traía saltó el portátil y lo colocó encima de la mesa grande que le servía de mesa escritorio y mesa de comedor en el salón. Lo encendió y fue al cuarto de baño. Cogió una goma del pelo de la repisa del espejo. Mirándose se recogió el pelo. El tubo de pasta de dientes estaba acabándose. Los cepilló. Quedó el tubo abierto en la repisa. Lavó su cara. En un rincón del armarito estaba el frasco de colonia. Cerró la tapa del wáter y se sentó sobre ella. Desde el brazo en alto caían las gotas de colonia sobre su cabeza y se iban deslizando por la espalda y el pecho. Los ojos cerrados, el cuerpo encorvado, la respiración fuerte.
Con el frasco en la mano pero sin la camiseta entró de nuevo en el salón. El sofá tiene en frente la televisión. De su mano desapareció el frasco de colonia y apareció el mando a distancia. La punta del zapato derecho empujó sobre el talón del izquierdo hasta que el zapato saltó dejando el pie libre. Y viceversa con el otro pie.
En la cocina ha encontrado unas magdalenas rellenas de chocolate, las disfruta mientras hace zapping. El canal porno detiene el movimiento de su dedo sobre las teclas. El mando volvió a un lugar sobre la mesa y la colonia volvió a humedecer su torso. Gotas van bajando por su piel sobre el esternón, llegan a la zona de los abdominales y su movimiento es más lento. Una de sus manos juguetea con la esquina de un cojín.
Todo en la habitación estaba completamente inmóvil. La débil claridad que la preside proviene de la luz artificial en la calle y de las imágenes que se suceden en la televisión. Al cabo de un rato se levantó y, acercándose al cuarto de baño, trae un paquete de pañuelos de papel. El paquete abierto quedó encima de la mesa. De nuevo sentado empezó a desabrochar sus pantalones. El blanco pañuelo en abierto expectante en el sofá.
Fue entonces cuando sonó el Messenger.
- wenas
- q pasa, Antonio?
- Aquí estoy, acabo de llegar, y tu?
- Viendo tele
- Seguro que porno…
- Más interrumpio en el mejor momento
- Eso luego se retoma, adivina a quién me encontrao
- Un sábado por la noche sabe dios…
- a Dani, el novio inma
- Yo e estao con inma
- Tu eres imbcil
- Estando ha llamao dani que se iba de copas que si inma se iba y la dicho que no
- Estaba con los amigotes esos de una neurona que tiene. Q acias con ella?
- Su trabajo de sicologia social
- Eres imbécicl, que lo haga ella con el coño

La protagonista de la película porno se deja lamer los genitales mostrando placer.

- Pero cuando te vas a dar cuenta de que estás haciendo el tonto? Seguro que le has hecho el trabajo entero
- No, le he ayudado en algunas cosas
- Lo principal no es tuyo?
- Pues sí
- Si a mí no me vas a engañar!! Te estás jodiendo
- La quiero
- Eso son tonterías, tiene novio y no lo va a dejar
- Les va mal, ya lo sabes y lo has visto esta noche el va a sus juergas y sus amigotes retrasaos
- Yo no he visto na, e visto al pollas del novio tomando copas, pero eso no quiere decir na
- Van a cortar, seguro ya

La lengua del hombre escarba y escarba en el placer de ella.

- Que no cortan, y tu mientras, pegao como un imbécil. Dile algo por lo menos
- Ahora no es el momento
- Pero sí el momento de hacerle los trabajos. Entiendeme, no te estoy jodiendo, te lo digo para que te des cuenta y te spabiles
- Todo lo que me dices lo sé. Pero la quiero, la quiero, es que no me entiendes?
- Ya lo sé, pero … tu qué sacas de todo esto. Encima le haces el trabajo
- A mi no me cuesta, es como si te lo hiciera a ti. Lo del trabajoso tiene nada que ver con que este enamorado de ella, son cosas diferentes,
- NO no son cosas diferentes, no puedes partirte y decir que cuando haces el trabajo con ella eres uno y cuando estás con ella tomando una caña eres otro. La persona no se puede dividir en partes
- Fíjate que de eso va el trabajo…
- Déjate de pollas,

La chica comienza una felación al joven.

- déjate de pollas, si no fuera por lo que es no le harías el trabajo. Es asi, te jodes. No te engañes más. Al profesor lo puedes engañar con la retórica y puedes hacer que ella saque un 10 pero la vida es como es y la estás cagando

El joven acaricia el pelo de la chica y lo aparta para que la cámara capte bien como el pene penetra en la boca de ella.

- Tu sabes que la facultad es lo que es, el lunes llegará inma, se la chupará al profe y con tu trabajo se la limpiara y le pondrá un 10 y tu se lo habrás hecho y ella seguirá con su novio. La vida es así, por mucho que tu en el trabajo hables de personalidades múltiples dentro de una persona, los trabajos son para aprobar los exámenes y para engordar currículo, lo del conocimiento del hombre son pollas, la universidad es un mercado, con muchos mamoneos
- Ya sé que la universidad es así. Pero a mí eso meda igual
- Además, yo no te pido ayuda para los trabajos, yo me busco la vida. Y para algo puntual te aviso, ella es una aprovechá,
- Me estás rallando…
- se lo has hecho entero. Aparte de eso, joder, es que no te puedes pegar a una tia a la que quieres e intentar permanecer indiferente, es así.
- Ya te digo que to eso lo sé, pero no lo puedo evitar, no puedo!!
- Tienes que echarle huevos. Ser más objetivo, ir más a lo tuyo. Si no, éntrale al cuello!! Bésala!!

El joven eyacula en el rostro y la boca entreabierta de ella.

- Ahora estamos con los exámenes, no es momento



Pulsando sobre la cruz de fondo rojo cerró el Messenger. En la televisión, anuncios de artilugios para embellecer el cuerpo sonaban de fondo. Permaneció unos instantes sentado y luego se levantó. Se dirigió a la mesa en la que aún estaba el bote de colonia y lo llevo hasta su sitio en el cuarto de baño. Entrando en su dormitorio abrió el armario y cogió unos pantalones de pijama cortos. Coloca tras la oreja un mechón de cabellos. Son cerca de las tres de la mañana. Se detiene. Está de pie, enfrente un panel de corcho con fotos y notas pegadas con chinchetas. Se ve con familiares, sus sobrinos en fotos de hace años, Inma, Dani, él, Antonio, Sara, Luis, Jorge, la foto de aquel cumpleaños de Inma en que la conoció. Sus padres a los que no ve hace tres meses, la nota avisando del pago del alquiler, la nota con el teléfono fijo del dueño del piso, un dibujo de su sobrino de tres años, la postal de Alejandro desde Venecia, fotos dentro de la facultad. Se ve riendo, guapo y encorbatado para la boda de su hermano. Sonríe. En otra foto se ve poniendo caras con Inma hace seis meses en una cabina en la que se metieron cuando se cansaron del congreso y se escaparon de una charla, la foto de Antonio, Luis y él en lo alto de un monte, la cita del médico para dentro de diez días… en eso que sonó el móvil. Un mensaje.

“No m puedo dormir. No a yegao dani. Gracias x ayudarme, no se que aria sin ti. Sguro staras durmiendo ahora. Mañ ablamos. T kiero.

Sentado en la cama con la cabeza apoyada en la pared relee el mensaje. No hay ninguna luz en la habitación más que la del móvil. Lo puso entre sus piernas, las manos en el regazo, cierra los ojos. La luz intermitente de una ambulancia iluminó la habitación, pero él no lo supo nunca. Apoyó las palmas sobre la cama. Cogió el móvil y lo puso frente a su cara; luz tenue la ilumina entonces. Selecciona “Mensajes recibidos”, pulsa “Opciones”, selecciona “Borrar en carpeta” y pulsa “ok”. Aparece “No hay mensajes en carpeta de recibidos”. Hace lo mismo con “Mensajes enviados”. Aparece “No hay mensajes en carpeta de enviados”.
Tras soltar el móvil volvió al salón y se paró frente al ordenador.
Sobre el escritorio el cursor hace doble clic en “Mis documentos”, luego en la carpeta “Mis textos”, una vez dentro de “Mis textos”, eligió una subcarpeta: “Relatos” y un documento que abrió:


"Huí, salí huyendo y me vine a Islandia. Dejé el trabajo y la familia, algunos amigos, la novia. Tenía ahorradas unas pelas y con eso podría vivir aquí unos meses.
A Lucía finalmente la dejé. Bueno, no fue exactamente eso. Habíamos pensado irnos de misiones juntos. Últimamente íbamos de mal en peor, salíamos de una pelea para entrar a otra. Sentíamos que no habíamos asumido los defectos del otro, sino que realmente pasábamos de ellos. Yo creo que lo de irnos de misiones, más allá del altruismo, era una huida de nuestra relación como la llevábamos. Pero no pudo ser, no nos veían preparados para ir. Y no porque fuésemos más o menos creyentes, eso no importaba al fin y al cabo. Lo que no querían era a nadie que fuera huyendo de su vida. Y nos echaron para atrás. Yo la verdad es que no llegaba a entenderlo bien. Lucía parece que sí. Y le sentó muy mal. “Tenemos que arreglar lo nuestro, nos cierran las puertas, no podemos movernos huyendo de nosotros mismos...” Ella hizo un mundo de eso. Un mundo cada vez más lejano al mío.
Llegué a Islandia en un pequeño avión. A mediados de Marzo, en época de nada, ni de turismo, ni de trabajar en las flotillas de barcos cangrejeros, ni de buen tiempo. Con un visado para dos meses como turista que yo pretendía ampliar si me encontraba bien buscando algún trabajo. Me alquilé una pequeña casa en un pueblecito de dos mil habitantes, asentado a cinco kilómetros del mar y con montañas volcánicas escarpadas y oscuras a sus espaldas.
Aquí la gente es distinta. Aquí la gente no se divierte. La diversión es una especie de apéndice en sus vidas. Algo que aparece por añadidura, si lo hace. No se lo busca por sí.
Aquí, el calor viene de la tierra. Un enraizado de tuberías une el interior del suelo con los hogares, llevando agua caliente. A veces la tierra no puede más y libera el calor y la piedra líquida y roja al frío polar.
Aquí los jóvenes no mueren en accidentes violentos. Ocasionalmente uno desaparece. En una tormenta de nieve. Luego aparece como estatua de hielo. Aquí la muerte respeta a sus elegidos. Luego los incineran y liberan sus cenizas al mar o a las montañas. El fuego, el agua, la tierra y el aire configuran la vida y la muerte de las personas.
Conseguí un trabajo al mes de estar aquí. En el mantenimiento de unas instalaciones deportivas. Allí conocí a una chica. Se llama Sami. Es rubia, su pelo, al sol frío del círculo polar, luce como la llama de una vela en la noche ártica. Cuando nos conocimos, ella no entendía el por qué de mi sonrisa tras decir algo que no era un chiste. Sami habla bajito, y espera con las manos cogidas sobre su regazo a mi mirada en sus ojos para besarme. Los domingos que hace bueno nos vamos en bicicleta a contemplar el mar. Es un mar salvaje, que se estrella contra unos acantilados de piedra negra y produce una espuma blanca, inmaculada sobre un sonido sordo, eterno. Sami y yo esperamos, ella sentada delante mía entre mis piernas, a que las ballenas lleguen a la ensenada. Y estamos así hasta que pasa el atardecer y llega la noche.
Hay noches en que el cielo se llena de estrellas y los volcanes rugen bajo nuestros pies."

Después de cerrar el documento lo tiró a la “Papelera de reciclaje”. Colocó el cursor sobre ella, pulsó el botón derecho y dio a la opción “Vaciar papelera”, sonó un ligero ruido a arrugar papel. En la televisión seguían promocionando la venta con pagos mensuales entre sonrisas y sonrisas de los locutores. Creó un nuevo documento de word en “Relatos”:

“- Relato 7 de Manuel López
El amor verdadero”
Se levantó y apagó la tele. Fue a la cocina y sacó del frigorífico una coca-cola. Sentado de nuevo frente al ordenador, comenzó a escribir.

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