Gabriel García Márquez escribiendo "Cien años de soledad"

14/5/09

-Relato 3 de Guillermo Balbontin

Taller de literatura 2009


Relato 3 de Guillermo Balbontin

Relato en presente con narrador externo que habla en 3ª persona y es alter ego del protagonista

“EL MANZANO”
Basado en un relato de Daphne Du Maurier


Tras treinta años de matrimonio, Nick Halloran ha llegado a odiar a su mujer, Helen, tanto como ella, probablemente, le odia a él. De ella, todo le fastidia, cualquier comentario banal sobre algún vecino o sobre el estado del tiempo, los ruidos – que a él le parecen estruendosos- provenientes de la cocina, la forma en que ella coloca el jarrón de flores o cómo prepara la mesa –puro remilgo para él- y sobre todo, los cuidados que presta al viejo manzano que hay en el jardín y que, que él recuerde, no ha dado jamás una manzana en condiciones. Helen lo riega diariamente; con un fumigador pulveriza sobre las mustias hojas una sustancia química que les da un efímero brillo y de paso aleja a insectos y aves indeseables. Todo ello lo hace sistemáticamente, con el ceño fruncido, como si su manzano fuera el último árbol que hubiera sobre la tierra.

Nick halloran la contempla y le hierve la sangre.

- Debemos cortar ese maldito árbol- le ha dicho mil veces a Helen- Es feo, sucio y sólo da manzanas amargas.- Y Helen le contesta la misma cantinela de siempre:
-Este árbol lo plantó mi abuelo y mientras yo viva,que nadie se atreva a tocarlo.

Nick Halloran lleva un año jubilado; siempre le asustó la inactividad y el aburrimiento, mas aun teniendo que soportar a una esposa insoportable 24 horas al día, por eso ha organizado su vida para estar en casa el menor tiempo posible. Se levanta sobre las nueve y tras desayunar frugalmente y en solitario escapa en dirección al parque por cuyos senderos camina haga sol o diluvie.Charla con otros viejos y da de comer a los pájaros. A media mañana vuelve a casa, agarra la mochila y escapa al gimnasio hasta la hora del almuerzo. Irremediablemente Helen almuerza con él y él la escucha parlotear. La sopa siempre está demasiado caliente o le sobra sal y el filete se ha quemado. Ella ha olvidado comprar peras de agua que es su fruta favorita y el se enfada y gruñe por lo bajo, ella pone cara de victima pero al día siguiente vuelve a echar en la sopa mas sal y sirve el pescado medio crudo…Nick vocifera y Helen…Helen ofrece a Dios sus sufrimientos.

Las tardes de Nick se dividen en tres tramos: pequeña siesta en el sofá, huida al club de caballeros jubilados y visita al pub a beber cerveza.

Y así van pasando los días tan lentamente como se agota una vela y tan desesperantes como un mal dolor de muelas.

A veces ella se pone sentimental, coge el retrato de cuando se casaron y dice “mira que guapos y jóvenes estábamos” y permanece un rato mirando la foto con una sonrisita boba adornando su rostro ajado y macilento mientras él se aferra al periódico pues siente un deseo enfermizo de estrangularla. En ocasiones Helen se sienta al piano, instrumento que domina con singular encanto y con su bonita voz de soprano –algo temblorosa ya- entona alguno de sus himnos favoritos “Ven, ven, dulce Jesús” o “Tuyos son el poder y la gloria” A veces Helen se siente como transportada con su música y sin atender a las consecuencias le pide a Nick que cante con ella y es entonces cuando Nick se levanta hecho una furia,pega un par de gritos, vuelca una silla o rompe un florero y sale de la casa dando un tremendo portazo.

En invierno siempre nieva y el manzano pierde parte de su hojarasca
Y presenta un aspecto patético; parece como una garra que se eleva hacia el Cielo en demanda de auxilio,pero Helen lo mima mas que nunca arrancando con sus manos heladas las hojas muertas y mientras ella se dedica con cuerpo y alma al cuidado del manzano, Nick Halloran permanece en un rincón de su confortable club jugando al dominó con su grupo de amigos pero con la mente puesta en la odiada imagen de su mujer embutida en un abrigo marrón prodigando cuidados y mimos a ese asqueroso árbol de los demonios. “Ni en nuestros mejores tiempo me cuidó así a mi” piensa y juega distraído provocando el enfado de su pareja.

-¿Se puede saber en qué estás pensando? –pregunta irritado Jonathan Turner.
-Perdona,tengo la cabeza en otro sitio.- Se disculpa de mala gana, Nick.
-Ya se nota, es la tercera vez que perdemos.
-Lo siento-dice y deja la mesa enfurruñado; no hay manera de apartar los malos pensamientos y, a veces, esa idea fija termina por provocarle jaqueca.
El viento helado arrecia y los copos de nieve se estrellan violentos contra las ventanas; las calles están desiertas y ni un perro vagabundo se atreve a salir de su refugio. Sólo por el humo de las chimeneas se sabe que las casitas de la aldea están habitadas y el viento aúlla ominoso, triste y como cargado de malos presagios. Pero N ick Halloran no se arredra ante la furia de los elementos; tiene en el pub una partida pendiente de poker abierto y ha de acudir sin falta. Además tiene el presentimiento de que va a ganar.

-Helen-grita desde su dormitorio. Ella contesta desde el piso de abajo.
-¿Dónde diablos has puesto mi chubasquero azul?
-Tiene que estar en el armario-asegura Helen.
-Ahí estoy buscando y no está- Nick empieza a ponerse nervioso.
-Pues mira en el primer cajón de la cómoda, puede estar ahí.

Nick lo hace pero solo encuentra sábanas y mantas y empieza a pensar en lo peor. A Helen nunca le gustó aquel chubasquero, decía que estaba muy pasado de moda y muy estropeado, pero Nick argumentaba que se trataba de un regalo de su padre y que sentía un especial cariño por la prenda. Helen sube las escaleras y comienza a mirar por todas partes. Parece nerviosa.

-Acabo de recordar que…que lo regalé.- Nick no da crédito a lo que acaba de oir.
-¿Qué? ¿Has dicho que lo has regalado?
-Creo que si…pero no te enfades pode…
-¿Qué no me enfade? ¡Era un regalo del viejo, de mi padre!
-Pero estaba muy estropeado Nick y apenas lo usabas.
-Yo adoraba esa chaqueta y tu vas y la regalas.¿Que derecho…?
-Lo siento Nick,solo quise hacer una obra de caridad.
-Al menos podías haberme pedido permiso ¿no?
-Si, eso debí hacer.Lo siento.
-¿Sabes lo que pienso? Que lo has hecho para torturarme.Sabias perfectamente de mi debilidad por esa chaqueta y has clavado tus malditas garras donde mas pudiera dolerme, en el único recuerdo que tengo de papá. No te has preocupado en toda tu vida de las cosas que yo amo, solo piensas en tus cortinas, tus flores, y tu maldito manzano y en el colmo de la hipocresía te pones a cantar himnos religiosos en ese maldito piano. Eres la fulana más hipócrita que existe en este mundo. ¡Pues mira lo que hago con tu maldito piano!

Con la furia de un león herido,Nick baja las escaleras y vuelve enarbolando un hacha y usándola con saña convierte al piano en un montón de astillas mientras Helen chilla como si la estuvieran quemando viva y de su boca comienzan a salir palabras que jamás hubiera sospechado que terminaría utilizándolas:

-¡Canalla!, ¡Bastardo!, ¡Inútil desgraciado! ¡Que ya no sirves ni para el amor! ¡Impotente ridículo!

Helen pudo seguir zahiriéndolo indefinidamente pues estaba llena de odio, pero Nick se da la vuelta con violencia y el hacha se estrella contra la frente de Helen que cae al suelo mientras la sangre salpica desde la alfombra hasta el techo. Tirada allí, con los ojos abiertos en una expresión de pasmo, emite un ruido agónico mientras un caño de sangre brota de su boca y un momento después expira.

Esa noche no esta nevando.Unas pocas estrellas intentan vencer a la neblina. Solo una farola lejana ilumina la escena en la que un hombre embutido en un abrigo oscuro carga con una maleta que coloca al pié de un árbol derrotado. Un rato después Helen Halloran debidamente descuartizada descansa para siempre bajo su querido manzano mientras Nick, camina casi sin respiración hacia el interior de la casa, se tiende en el sofá y se sirve un vaso de whisky bien colmado y, sin el menor rescoldo de arrepentimiento, canturrea la vieja balada de su mujer “Ven, ven, dulce Jesús”

A partir de ahora, Nick es un hombre feliz que carece por completo de ataduras o servidumbres. Se levanta cuando quiere, come lo que le apetece y a la hora que le da la gana, bebe sin parar y no limpia nada de lo que ensucia; eso se lo deja a Gladis, una chica del pueblo que le va una vez a la semana y por 20 libras deja la casa reluciente. Gladis no es fea, piensa Nick,y a lo mejor ahora que no está Helen…Se relame los labios mientras el sopor producido por el whisky se va apoderando de él y no puede evitar quedarse dormido. Pero al cabo de un rato despierta sobresaltado a causa de una pesadilla. Mientras dormía las ramas desnudas del manzano agitadas por el viento han golpeado el cristal de una ventana y ese sonido se ha deslizado en el cerebro de Nick que ha visto a Helen enredada entre las ramas del manzano.

“Te estoy esperando esposo mio” canturrea Helen “ven conmigo…ven…ven…”

La angustia se apodera de Nick pues ese sueño se repite cada noche impidiéndole dormir. A través de los visillos divisa la silueta atormentada del viejo manzano cuyas ramas parecen cada vez mas retorcidas y amenazantes; parece como si pudieran crecer y extenderse hasta llegar al cuello de Nick y apretar y apretar sin piedad hasta acabar con él. Nick comprende que debe de huir de aquel lugar o…

Cortar el viejo tronco fue fácil; el manzano cayó casi sin hacer ruido y Nick lo convirtió en leña para la chimenea, solo quedó un tocón que permanecía medio cubierto por la nieve pero la ausencia del árbol parecía haber convertido el pequeño jardín en un grandioso parque. Satisfecho,Nick vuelve a casa y mira a través de la ventana sonríe de oreja a oreja “mira lo que he hecho con tu podrido árbol, vieja bruja” dice a media voz y señala las culebreantes llamaradas de la chimenea “ya no queda nada que me recuerde a ti, sucia perra”

El invierno se ha endurecido sin piedad; nieva a diario y el frío se mete en los huesos agarrotando el cuerpo y adormeciendo el alma. Nick permanece horas en el pub detrás de varias pintas de cerveza. Sus ojos con mirada idiotizada no miran a ninguna parte, no escucha las bromas de los otros parroquianos que le preguntan una y otra vez por su mujer. “Os he dicho que ha ido a ver a su hermana que esta enferma” repite Nick una y otra vez hasta creerse el mismo la mentira. Los demás ríen a carcajadas.Gladis se ha ido de la lengua y ha contado cosas que perfilaban a un Nick Halloran muy diferente de lo que parecía y el lo sabe pero le da igual; algún día le dará una lección a esa pequeña bastarda de Gladis.

Nick observa que ha dejado de nevar; le duele la cabeza debido al ambiente opresivo del local, al jaleo reinante y a las bromas de que es objeto. Se levanta tambaleándose, deja un par de monedas en la mesa y sale al exterior y todavía escucha “Cuidado con Gladis, Nick” y mas risotadas. Tragándose la humillación y la furia echa a caminar a través de calles desiertas y heladas. Su casa no está lejos pero le parece que no va a llegar nunca. Por fin ve la verja en mitad de la neblina y la traspasa, cruza el jardín pero un dolor lacerante le hace pegar un grito y caer al suelo. A causa de la nieve no ha visto el tocón del manzano y su tobillo ha quedado incrustado en una especie de horquilla.Intenta extraer la pierna pero no hace mas que herirse mas profundamente. La sangre salpica la nieve y la tiñe de un color rosado.Intenta moverse y es imposible soportar el dolor,grita pidiendo auxilio, gime asustado, se retuerce, trata de incorporarse pero cualquier movimiento no hace mas que acrecentar el dolor insoportable, es como si tuviera un cuchillo clavado en su tobillo que le atravesara de lado a lado. Vuelve a gritar consciente de que la distancia con la casa mas próxima es muy grande. Nadie le puede oír, nadie pasea por la calle con ese tiempo.Ha empezado a nevar otra vez y en esta ocasión los copos son enormes y están convirtiendo el entorno en un escenario blanco y vacío y por fín se rinde .Le esta empezando a entrar el sueño de la muerte y casi sin darse cuenta canturrea “Ven,ven,dulce Jesús” y entonces comprende, levanta la cara y mira hacia la ventana del salon.No, ella no esta allí, el sabe bien dónde está y, ante esa seguridad, grita aterrorizado una vez mas.

Y mientras tanto, la nieve que cae copiaosamente lo va cubriendo con su manto blanco y helado.

2 comentarios:

  1. Muy interesante el relato, nada pesado de leer. El principio me ha gustado más que el final, que me ha dejado un poco helada,lo he visto algo precipitado y poco claro, aunque se sobreentiende más o menos.
    Un fallo que he visto, es que hay poco dialogo y los que hay algunos con guiones y otros con comillas dentro de un parrafo normal, eso es un poco raro y no que da muy bien. Pero en general, bien.

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  2. es cierto otros me han comentado que el final hay que trabajarlo mas...bien,lo hare.Gracias

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